Por Liudmila Peña Herrera
La Plaza de la Revolución, en La Habana, es un collage de colores: blanco, rojo y azul, como nuestra bandera, verdeolivo rebelde, y todos cuantos visten los millones de cubanos que desfilan por las calles habaneras.
Hace unos minutos, el yate Granma navegó por un mar de pañoletas azules, agitadas por 3 mil pioneros de quinto y sexto grados. Las “¡vivas!” de los pequeños y la letra de la canción “La Lupe”, escrita por el Comandante Juan Almeida Bosque me hizo recordar tantas historias de amor y sacrificio protagonizadas por quienes están en el desfile y por los que tristemente ya no se encuentran con nosotros.
“Patria o Muerte, ¡Venceremos!” fue la consigna de ayer, de hoy y siempre. La imagen del Che, en pañoletas, edificios, en cada sonrisa de pionero…
Como hace 50 años, los milicianos del pueblo se armaron con sus fusiles FAL, esta vez para defender las ideas que han sido nuestro estandarte. Ahí estaban los tanques T-34 y los cañones autopropulsados SAU 100, acompañados por protagonistas de la victoriosa batalla.
Con ellos, creí encontrar a los compañeros de Tomás, Luis Enrique, Orestes y Publio, holguineros que participaron de diferentes maneras en aquellos gloriosos hechos. Me pareció revivir sus anécdotas, la alegría de la victoria y el acto del primero de mayo de aquel entonces, donde participó el pueblo, emocionado y comprometido como hoy, después de la derrota al imperialismo yanqui.
Como hace 50 años, “hoy se camina confiado, por los surcos de la historia, donde pelearon los héroes para alcanzar la victoria”.