Por Liudmila Peña Herrera
La felicidad se ha posado en una rama muy alta y yo soy demasiado torpe para ir a buscarla sola. Dicen que necesito un par de alas, unos sueños enormes o un tirapiedras para bajarla a pedradas. No sé. Creo que la felicidad es un pájaro asustadizo que cuando ve el cielo amplio y resplandeciente, tiene miedo de su brillo.