Una joven oftalmóloga cirujana, jefa de la Operación Milagro, acaba de ser elegida como Vanguardia Nacional de la Brigada Médica Cubana en Haití.
Sobre sus temores, sacrificios y alegrías como médico en ese país caribeño y en otras regiones del mundo, dialogó la holguinera Yaisel Medina Sánchez
Por Liudmila Peña Herrera
En el salón todo está listo. El enfermero instila el colirio anestésico y el paciente se mantiene quieto, en silencio. Yaisel se mira las manos temblorosas y respira hondo. Desde hace muchísimo tiempo no le sucede algo así. Sabe bien qué la conmueve tanto, pero se calma y guía con destreza el bisturí por la conjuntiva, talla el túnel en el ojo del hombre que no entiende lo serio de su caso y se detiene solo cuando extrae la catarata y coloca el lente. Desde el comienzo han pasado apenas quince minutos.
- ¿Puede ver algo? –pregunta Yaisel en créole al paciente.
- Oscuro –responde el hombre en su dialecto y la doctora siente caer en su alma todo el peso del mundo, mientras recuerda al niño pequeño que guía a su papá en las rutinas diarias de un haitiano muy pobre.
“Pensé un instante y me dije: ʻvoy a tener paciencia, quizá esté un poco estresado y no sepa cómo decirloʼ -cuenta la doctora mientras rememora la última operación que realizó antes de venir de vacaciones a Cuba. Sigue leyendo