Por Abdiel Bermúdez Bdez
Las luces del cuarto se encendieron cuando toda la ciudad aún andaba a oscuras, y al instante estaba en pie toda la familia.
Quizás por competencia, o por emulación… pero ya habían grupitos marchando hacia la Plaza cuando se abrió la puerta y el niño salió corriendo con su banderita. Dale, mami, apúrate, que nos ganan. Y la madre termina de fregar la cafetera, la escurre en el mantel y le dice al padre que se ponga el pitusa azul y el pulóver rojo y blanco, para que vayas con los colores de la bandera, como propusieron los del sindicato. Sigue leyendo