
Foto: Tomada de Internet
Por Liudmila Peña Herrera
Disfruto los silencios cuando no son absolutos, cuando traen consigo el canto de gorriones malcriados en la mañana soleada de mi patio de niña, cuando me llega el éxtasis del nacimiento del sol desde mi balcón mientras el resto del reparto duerme.
Adoro el silencio de mis muebles y nuestra casa callada, cuando abro la puerta y siento que he llegado al hogar, mientras espero a que vuelvas.
Me gustan los silencios cuando son felices y románticos, cuando hablan de amor y de proyectos de encuentro. Esos son silencios que salvan. Sigue leyendo